Infertilidad/Duelo: A la chica

A la chica que está mirando el vientre redondo de una mujer embarazada en la fila de la iglesia junto a ella.

Para la chica que camina por el pasillo de bebés de la tienda y sueña con un día en que pueda comprar allí. A la chica que lleva el collar con semillas que representan a los bebés que perdió.

A la chica que entra en la clínica de fertilidad pidiendo a Dios por al menos un folículo perfecto. A la chica que mira fijamente una habitación vacía esperando que se convierta en el cuarto de un bebé, que ha decorado en su cabeza un millón de veces.

A la chica que mira la invitación de “baby shower” de su mejor amiga, preguntándose si podrá soportar el dolor y asistir. Para la chica que llora sobre la ropa que compró con esperanza y que algún día usará su bebé, pero a la vez teme que nunca usará.

A la chica que se inyecta nuevos protocolos mes tras mes porque ninguno funciona.

A la chica que mantiene la televisión encendida de fondo mientras cocina para no pensar en ese sonido de pies diminutos en el suelo que anhela oír.

A la chica asustada de volver a intentarlo por miedo a la angustia adicional.

Para la chica con una caja escondida debajo de su cama llena de artículos de esperanza que se convence a sí misma de comprar después de cada intento fallido.

Para la chica que espera, no meses, sino años, para ver dos líneas rosadas.

A la chica que deja de seguir a todas las personas que publican un anuncio de embarazo de "COVID baby". A la chica llorando hasta quedarse dormida por la noche porque siente que está perdiendo la esperanza.

A la chica con el informe aparentemente interminable de malos resultados de las pruebas. A la chica que mira por el espejo retrovisor anhelando ver un “carseat”.

Para la chica, se inyecta y trabaja turnos extra para ahorrar para otra transferencia. Para la chica que mira a sus amigos, no tiene uno, ni dos, sino tres o cuatro pequeños en el tiempo que ha estado pidiendo a Dios por uno.

A la chica a la que constantemente le preguntan cuándo tendrá un bebé (u otro). A la chica con moretones en los brazos y el estómago por las inyecciones diarias y extracciones de sangre. A la chica que se siente invisible y tiene ganas de rendirse.

Todavía te veo y no estás sola.