Infertilidad/Esterilidad: ¿Cuándo será mi turno?
- Rebeca Martínez
- Dec 9, 2021
- 3 min read
Updated: Dec 12, 2021
En días recientes estuve viendo una serie en la que presentaban la historia del paralítico de Betesda. Vi las dificultades en su vida para poder ejecutar tareas típicas tales como: trasladarse, prepararse alimentos, jugar o compartir con otros (en este tiempo no habían las facilidades que existen hoy). De pronto muchos de sus amigos y familiares crecieron, cambiaron, se mudaron y se comenzó a sentir solo. Cuando escuchó que en Betesda ocurría algo que podría cambiar su vida un rayito de esperanza tocó su corazón. Logró que alguien lo llevara con emoción y expectativa de que todo iba a cambiar tan pronto tuviera la oportunidad de entrar al agua cuando el ángel la removiera. Llegó con mucha emoción pensando que la próxima vez lucharía y avanzaría para ser el primero en entrar y recibir su milagro (esos era lo que sucedía cuando el ángel removia el agua). Tenía todo planificado y muchas expectativas de un cambio definitivo. Pero no contaba con que para poder llegar primero las aguas era más rápido caminando, y que otros tenían otras enfermedades, pero podían caminar y esto les facilitaba ser los primeros en correr para recibir el milagro.
Año tras año, se arrastraba, estaba más cerca, dormía allí y aun así ningún esfuerzo era suficiente. En los años que estuvo allí esperando fue testigo del cambio y de la alegría que vivían otros al recibir sanidad, pero él no era el receptor de nada. ¡Cuanta frustración! Todos los años llegaban personas diferentes, pero el seguía ahí esperando por un milagro que parecía escaparse. ¡Cuánta decepción! 38 años esperando, soñando con un momento que ya veía muy lejano.
En un momento ya cansado comienza a llorar y cuando lo vi lloré con él porque me identifiqué tanto con él. Pude verme reflejada en mis intentos, mis oraciones, mi esperanza, en ver como otros continúan su camino, porque ya recibieron un milagro y verlos tan felices me ha llevado a preguntarme ¿Cuándo será mi turno? ¿Llegaré a recibir lo que anhelo o continuaré esperando mientras veo a otros llenos de alegría porque han recibido lo que anhelan? La frustración en su rostro año tras año lo llevó al punto de la desesperanza en un cambio y volví a llorar con él porque muchas veces me he sentido así. Se que tu tambien puedes identificarte con él paralítico y has sentido lo que él sintió.
Lo que él no se imaginaba era que iba a recibir lo que anhelaba de la forma que menos esperaba. Jesús fue al estanque y no prestó atención a nadie más solo fue en una asignación para cambiar la vida de ese hombre. Este que ya no tenía ánimos para luchar más por un cambio. Ya había intentado tantas cosas que cuando Jesús le dice que si quiere ser sano el responde: siempre se me adelantan y no llego a tiempo. No tenia idea que estaba frente a quien había llegado solo para cambiar su vida por completo de la forma que menos imaginó.
Esto me hizo pensar en que cuando los años de espera nos llevan a perder la esperanza de un cambio, Dios está trabajando un plan de darnos el anhelo de nuestro corazón solo que nuestra idea y la suya son distintas pero el final el resultado es el mismo. No importa cuánto tiempo has esperado siempre llega tu turno. Puede ser mañana, el mes próximo o dentro de 6 meses, pero tu turno va a llegar. Tu espera como la del paralítico no es en vano. Llora cuantas veces tengas que llorar pero mantente en expectativa de un cambio. Se aproxima un encuentro con Jesus y cuando llegue tu turno es un momento especial que nunca vas a olvidar. Jesús es experto en cambiar vidas y lo hará en ti también. Quizás lo haga como menos te espera o de la forma en que jamás pensaste. Recuerda: cuando todos los intentos fallan Él planifica un encuentro contigo.
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