Infertilidad/Pérdida: No juegues con mis sentimientos
- Rebeca Martínez
- May 30, 2021
- 2 min read
13 ¿Qué podemos hacer por ti? Ella contestó: “Estoy contenta viviendo entre mi pueblo” (2 Reyes 4)
Estuve leyendo este capítulo y me llamó la atención lo siguiente: cuando un hombre como Eliseo, que había sido conocido por los milagros que Dios hacía a través de él, le pregunta a esta mujer qué puede pedir a Dios o hacer por ella, ésta le contesta que todo está bien, que está contenta. Sin embargo, no tenía hijos. ¿Habría ella olvidado eso? ¿No necesitaba nada? La respuesta de ella me lleva a pensar que esperó y esperó hasta que dejó de esperar un hijo. Quizás como tú y yo lloró esperando un embarazo año tras año hasta que dejó de esperar. Probablemente fue a los médicos de esa época y trató todos los remedios y teses que le recomendaron y al ver que nada funciono dejó de esperar y no solo de esperar, sino que dejó de pedir. Quizás para que no doliera tanto guardó el anhelo de ser madre en un rinconcito de su corazón donde no doliera tanto.
Su siguiente conversación con el profeta me describe a la perfección lo que la desilusión y la esperanza diferida puede provocar en nosotros:
16 Eliseo le dijo: —Para la primavera entrante tendrás en brazos a tu propio hijo. La mujer respondió: —¡No, señor! ¡Que el hombre de Dios no me mienta!
Después de tanto tiempo y tanto dolor no quiere que jueguen con sus sentimientos y le dice a Eliseo "no puedo recibir esperanzas, con la palabra que me des, y que no suceda nada porque no podré soportar una desilusión más". "No me mientas que mi corazón ya no puede tolerarlo, he sufrido demasiado". Cuantas veces nos sentimos exactamente como ella, pensamos que nada va a suceder. Las palabras de ánimo que recibimos parecen huecas o lo que nos dice Dios nos duele tanto porque la espera ha aplastado toda nuestra ilusión y hasta nuestra fe por un milagro. Pero esta vez fue diferente, esta vez la espera terminó y el año siguiente ella tuvo en sus brazos un bebé como le dijo el profeta. Quizás había recibido muchas palabras pero en esta ocasión la palabra se cruzó con el tiempo y en un momento todo cambió. Lo que parecía imposible, inalcanzable sucedió.
No importa en qué parte del camino te encuentres, espero que estas palabras puedan animar tu corazón a continuar esperando y a jamás abandonar la petición a Dios, el sueño de ser madre. De tener la certeza que en un minuto tu vida puede cambiar y ese minuto puede llegar cuando menos te lo esperas, no importa cuanto ha tardado va a suceder.

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